Estos días atrás y aprovechando un descanso laboral, he podido disfrutar de los encantos de la pesca en solitario y entre semana, evitando de esta forma la masificación que nos encontramos los fines de semana en algunos pesqueros.
La primera joranada que os relato transcurrió durante la tarde del pasado miércoles en aguas de uno de los cercanos embalses que riegan nuestra provincia. A mi llegada al lugar, una sensación de desasosiego invadió mi cuerpo. El lugar, con un aspecto casi desértico, imponía respeto y desconfianza, pero todos estos demonios desaparecieron cuando me asomé a la orilla y pude comprobar el excelente estado de la población de ciprínidos de estas aguas.
Tras un par de lances infructuosos, localicé a unos veinte metros de mi posición a un buen ejemplar comiendo en la proximidad de la orilla. La distancia que me separaba del barbo requería de un buen lance, añadiéndole a esto la dificultad que el aire de esta tarde sumaba al encuentro. Aun así, logré posarle cerca del morro la ninfa tipo Montana que llevaba montada. Una violenta sacudida dejó paso al vibrante sonido del freno de mi carrete. !Qué carrera más bonita¡ !Qué pez más deportivo..¡ De este modo y tras las fotos de rigor continué con mi paseo por la orilla.
La sofocante tarde transcurrió con un balance de ocho barbos, siendo tres de ellos de un tamaño muy bueno. La falta de agua en mi cantimplora y la distancia que me quedaba por recorrer hasta el coche, precipitaron mi retirada, no sin antes prometer que pronto volvería a este lugar tan especial.
La siguiente jornada de pesca en solitario transcurre en esta ocasión en aguas de un fantástico río que cruza nuestra sierra morena. El constante caudal que mantiene durante gran parte del año, propicia la subida de los mejores ejemplares de barbo gitano que moran las aguas del embalse al que tributa. Es un lugar mágico en el que el bosque de galería y los erosionados cantos rodados de grandes dimensiones acompañan al pescador durante su andadura. El martín pescador, las garzas reales, los petirrojos, las palomas torcaces o las perdices fueron algunos de mis compañeros de pesca durante esta mañana.
Tras montar mi equipo del 4-5 y asomarme con sigilo a la orilla, pude observar a una gran hembra hocicando entre las plantas subacuáticas. Tras dos posadas consecutivas cercanas al pez, conseguí despertar su curiosidad hasta que descubrió mi ninfa de pavo real. Tras el cachetazo, carrera y a soltar línea. Recuerdo la difultad que tuve para sacar del agua al barbo debido a la abundancia de algas, que al engancharse en la propia cabeza del animal, multiplicaron su peso por dos. Así que, de esta forma, con el equipo al límite y el anzuelo a punto de ceder su forma, conseguí fotografiar a este estupendo barbo.
La mañana transcurría y eran ya tres los barbos con los que contaba en mi haber. Aunque satisfecho por los resultados, no dejé pasar la ocasión de asomarme a una sujerente poza que asomaba entre la arboleda, unos cientos de metros más adelante. Al llegar al lugar, comprobé con asombro que las aguas estaban plagadas de barbos con un peso medio que rondaría los 2 kilos. Era el paraiso..!!
Con mucho sigilo y sin hacer ningún tipo de aspaviento, decidí echar un vsitazo a mi caja de moscas en busca de aquella que estuviera montada en un anzuelo potente. Recordé una buena imitación de avispa que Juan Alfonso me regaló y que estaba montada en un anzuelo del 8. Así que tras comprobar el buen estado de mi bajo de línea para evitar roturas indeseables, aceché a un gran barbo que andaba merodeando por las cercanías de la orilla. La suave posada de la mosca al contacto con el agua, fue la clave del éxito de este lance. Con los nervios a flor de piel, contemplo cómo el barbo sube a la superficie para observar con detenimiento al insecto que acababa de caerle del cielo. Muy lentamente, casi a cámara lenta, el barbo abre la boca y engulle con total confianza mi mosca. Fue tal el susto que el pobre animal se llevó al sentir el picotazo de mi azuelo, que sacó del agua su cuerpo de un espectacular salto. Aun a pesar de haberlo clavado a escasos cuatro metros de mi posición, consiguió sacar de la bobina de mi carrete casi todo el backing. Qué potencia!!
No quiero concluir esta entrada a la web sin dejar de dedicársela, precisamente, a los buenos amigos que no han podido acompañarme en esta escapadas en solitario. Aunque la pesca es muy gratificante, más lo es vuestra compañía.
Os dejo, como ya es costumbre, con un video resumen de este relato.
Saludos y buena pesca.
Cuidate, un abrazo!
UN FUERTE ABRASO , CARLOS
Y la jornada ya ni te cuento.
Las salidas de pesca en solitario tienen sus pros y sus contras, pero en este caso creo que has campado a tus anchas.
Enhorabuena.
Te voy a dejar mi correo electrónico para ver si me puedes dar tu móvil, ya que tengo un hermano en Málaga que tenía interés en conoceros para echar unos lances, vale? miguel@peskacor.eu
Un abrazo Juan Ramón y muchos recuerdos para la buena gente de Málaga!
Saludos
Saludos
Se te da bastnte bien la pesca pero creo q tampoco se te da mal la camara y elmontaje, eh.
Un saludo
Me alegro mucho de que te haya gustado Luís; la semana que viene, más...!jajaja
Juan Alfonso, estoy de acuerdo contigo.Ahora estoy bastante más tranquilo que antes (aunque con más sueño..)y eso se nota en el temple que la pesca a mosca necesita.
Eduardo, no creo que este río tenga barbos residentes y si los hay serán los menos. Una mañana de enero la dediqué a remontar el río en busca de algún signo de vida y te aseguro que allí no quedaban ni las ranas. Además, en los veranos más duros (como parece que será éste) el río se queda casi sin agua, manteniendo sólo algunas pozas que acaban prácticamente cegadas por las algas. En el otro puente que hay aguas abajo, pude comprobar la existencia de grandes bancos de machos muy activos, por lo que creo que estos grandes ejemplares son las mejores hembras y machos listos para la freza.
Leo, como digo en el artículo, los sentidos se agudizan y uno llega a sentirse parte del entorno, consiguiendo una armonía difícil de hallar en otras circunstancias.
Saludos para todos!
La pesca en solitario tiene un sabor especial, más cuando durante la jornada, no te has cruzado con pescador alguno.
Se produce una metamorfosis con el entorno, y todo se vuelve uno.
Lo he hecho y lo hago en muchas ocasiones.
Uno se siente olas, pasto, rama, nuve, monte, río, lago,...
Los sonidos son percibidos de una manera encantadora.
Un abrazo y,...
Un afectuoso sapukay.-
Un saludo
Que envidia me das al leerte. Parece que por fin estas recuperando el sosiego interior que necesita el pescador de mosca, se nota que ya tienes a tu miguelin junior en casa y que todo ha ido de lujo.
Enhorabuena por las pescatas! y sigue aprovechando tan bien la baja paternaaal, jejejeje!!!
Qué serenidad transmites en el video y con qué cariño tratas los peces. Da gusto Miguel...
Y de fondo "Insurrección"
Insisto, me he emocionado un poco, so cab ´n
Muy muy bueno...
PD: una buena sombra con estos calores siempre es de agradecer...jejeje
Una abrazo Alvarito!!
Saludos.
Totalmente de acuerdo contigo. Cuando solo estamos con el rio, nos sentimos parte de el.
Felicidades por la entrada y gracias por esforzarte para compartir esas buenisimas imagenes con nosotros.
Por favor , sigue asi.
Un saludo